martes, 22 de octubre de 2013

And I think it's going to be a long, long time...



Hubo un tiempo en el que ser fan de Elton John era poco decoroso, fue ese tiempo en que el Elton sacaba discos y discos repletos de malas canciones y hacía videos aún peores.

Su nuevo disco me hace creer que esos días ya pasaron.

Pero antes de estos tiempos que digo hubo otros, cuando Elton salía al escenario disfrazado. Y más viejos aún son los años en los que las chicas, las jovencitas británicas de uniformes impecables hacían clubes de fans de Elton John y gritaban como locas cuando él salía al escenario con trajes brillantes, su propio y escaso cabello agengibrado y su sonrisa de “gap teeth” para cantar su nueva rola, Rocket Man.







Así me lo imagino, porque yo nací muchos años después y en otro país, en otro continente.


Yo descubrí a Elton John por un comercial de Diet Coke donde él salía cantando y tocando el piano, y se intercalaban escenas de películas antiguas con James Cagney y Humphrey Bogart; tendría yo como 8 o 10 años, y lejos estaba de saber quiénes eran esos tipos, y más aún, que me haría fan de los tres (Elton John on top of the list, of course).






Luego Elton John vino a México por primera vez en su carrea. 1992, yo, de 14 años, en tercero de secundaria, me enamoré de él.


Es raro que una niña de secundaria se enamoré de un cantante completamente demodé y que nunca fue precisamente guapo, pero a mí me pasó, me enamoré realmente. Mientras todas en el grupo morían por The New Kids on the Block, yo tenía que confesar con un poco de pena que era fan de Elton John...



Reflexiono poco sobre eso, pero creo que fue raro. En fin, gracias a ese enamoramiento “fugaz” (me duró años) comencé a tomar una serie de sabias decisiones:


1) Si quería escuchar más canciones de Elton John (además del cachito de The One que salía en los comerciales de tv) tenía que comenzar a escuchar estaciones de música en inglés.


Esta decisión al principio fue un suplicio, no conocía a nadie, y me daba pena con mis padres, que escucharan los gritos y sombrerazos que ahora oía yo en la radio. Pero fue así como comencé a escuchar dos estaciones: WFM y Rock 101.


2) Si quería conocer a Elton John, debía ser locutora.


Porque Charo Fernández era locutora y ella entrevistaba a Elton John, así que yo debía hacer lo mismo.


En aquel lejano tercero de secundaria lejos estaba de imaginar que las dos decisiones iban a cambiar mi vida. Yo sólo quería entrevistar a Elton John.


Una tarde, escuchando Rock 101 oi por primera vez Radio Alicia, el programa de Jaime Pontones. Me llamó la atención la cortinilla que decía “consecuencia de tu fantasía, radio, radio, radio, radio, radio... Alicia”.

Mentiría si dijera que particularmente ese programa cambió mi vida. Fue uno más de los que contribuyeron a que cambiara. Rock 101, la de entonces, sí me dio algunas lecciones, de música, de cine, de libros, de locución, de sueños.

Cuando iba en la universidad, en tercer semestre de la carrera de Ciencias de la Comunicación (porque sí seguí mi determinación de ser locutora, y por eso decidí estudiar periodismo) el profe de Metodología II nos dio un texto escrito por Jaime Pontones, que se llama “¿Dónde quedó la bolita?”, harto interesante, para mí, además cargado de recuerdos de esos años que ya entonces veía lejanos.


Fue interesante tener nuevamente noticias de Jaime Pontones, ahora hablándome de investigación, de imaginación, de utopías, de hacer lo imposible, esta vez desde el papel.


Años más tarde conocería a algunos de mis “héroes” de la radio, luego trabajaría en ella, haría yo la magia que ellos hacían, esa de hablar y alcanzar rincones lejanos con mi voz, esa de poner a la gente a soñar, a imaginar.


Todavía no entrevisto a Elton John, y eso es muy bueno, quiere decir que elegí un buen sueño, uno de esos que cuesta trabajo hacer realidad. Ya tengo listas algunas preguntas con base en sus canciones, y sigo haciendo más.


Tampoco he podido hacer el programa de mis sueños, pero, como dicen que decía Manuel Álvarez Bravo, “hay tiempo”. And I think it's going to be a long, long time...




Carmen González