domingo, 9 de octubre de 2011

John se saltó la barda.





Por Enrique Rojas
Fotos recopiladas por Tere Chacón

En su libro "Esperando a los Beatles" la Apple Scruff Carol Bedford nos cuenta una de las historias más simpáticas sobre los cuatro de Liverpool y que lleva como autor intelectual al indómito John Lennon.

Durante las serie de audiencias que se siguieron en 1970 para lograr la separación legal de los Beatles, la situación entre John, George y Ringo -por un lado- y Paul por el otro era poco menos que cordial, eso sin contar el resentimiento que John sentía personalmente hacia Paul por haber sido el quien terminó públicamente con los Beatles.



Por fin después de una larga batalla el juez decidió fallar a favor de Paul congelando todos los beneficios de Apple hasta que la corte decidiera la separación formal. Todo esto con el propósito de que Allen Klein no echara mano de la parte correspondiente de Paul en su calidad de manager de los Beatles. Tristes por la noticia, John, George y Ringo abandonaron la corte abordando el Roll Royce blanco de John, pero como John nunca se dejaba dominar públicamente por un sentimiento de tristeza saltó de su asiento ante una idea que se le acababa de ocurrir y dirigiéndose a su chofer, Anthony, le preguntó:
- ¿Bajaste ya los ladrillos para el arreglo del jardín?
- No, me temo que no tuve tiempo de sacarlos de la cajuela esta mañana.
- ¡Perfecto, nos has salvado el día! Llévanos a casa de Paul.

Y dirigiéndose a los demás les dijo:
- Les prometo que nos vamos a divertir como nunca.

George y Ringo tan solo voltearon a verse sin comprender una sola palabra. Al llegar a casa de Paul Anthony estacionó el coche junto a la puerta con la cajuela abierta. John saltó la reja abriéndola por dentro y dirigiéndose después a la cajuela tomó uno de los ladrillos, y volteando a ver maliciosamente a George y a Ringo, que permanecían arriba del Rolls, le dijo que salieran.

Lo que a continuación presenciaron los dejó azorados ya que John tomando vuelo a lo largo del patio delantero arrojó el ladrillo directamente a la ventana de la sala de Paul ¡¡rompiendo el mil pedazos el enorme ventanal!!

Sacudiéndose el polvo de las manos John dijo:
- ¡Vámos, que esperan, tomen un ladrillo! ¡Ese McCartney no se saldrá con la suya!

George muerto de risa tomó un ladrillo y también lo arrojó destrozando otra ventana. En cambio Ringo permaneció arriba del coche, ¡ah pero eso sí, revolcándose en el piso de la risa! Lo que mas les divirtió fue la cara de asombro de Paul al asomar temerosamente por la ventana destrozada de la sala. A bordo del Rolls Royce los tres se alejaron del lugar.

Pero aún después de haber dado vuelta a la esquina, las Apple Scruffs que habían presenciado todo, podían escuchar las carcajadas de los tres traviesos exBeatles.

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