jueves, 9 de junio de 2011

Ser o no ser oreja.



Por Héctor Pineda.

Cuando era un incipiente estudiante de bachillerato, la música era un instrumento de libertad y rebeldía, en parte para desarrollar lo que llamaríamos "mi propia identidad" y también para gritar "soy diferente". Con Utopia 101, ese instrumento se llegó a convertir en un instrumento de reflexión. Sí, de reflexión porque la música cobró sentido, la música como un motor intelectual, como un enlace entre la poesía, la reflexión, la libertad y el sentimiento.

Más allá de la simple palabra radioescucha, en Utopia 101 se lograba algo fabuloso, una comunicación intima entre una voz y una oreja. El maestro Pontones no sólo nos enseñó que hacer radio, buena radio, era algo fascinante, también nos demostró que ser un radioescucha, un buen radioescucha, era un verdadero placer.

Utopía fue el despertar a las palabras encerradas en compases de cuatro tiempos, en un sólo de guitarra, en un redoble de batería, en un "tum" de bajo, en una voz que tierna o desgarradamente nos hablaba para decirnos "yo me siento igual" o "a mi me ha pasado eso".

Palabras que nos hacían utópicos, porque el mundo debería de ser un lugar mejor, porque todos en algún momento hemos intentado cambiar el mundo, porque la respuesta está en el viento y sólo hace falta un pequeño pedazo de mi corazón.

Para contarnos esas historias, similares o diferentes a las nuestras que se hayan inmersas en una canción. Hacernos rabiar de impotencia, pues todos hemos tenido coraje por ser diferentes, rebelde e ilusos, para decirte con la mano en el corazón cuánto te amo y cuánto me haces sufrir o simplemente para decir estamos matando el mundo.

Siempre decimos que Rock 101 forma parte del soundtrack de nuestra vida, Utopía 101 es una parte integral de nuestro crecimiento físico, emocional e intelectual. Hoy forma parte de nuestro pasado, un pasado al que a veces regresamos para añorar ser utópico, ser soñador, ser rebelde, ser un simple tipo pegado a una bocina, reflexionando palabras y frases que provenían de una voz serena y clara, honesta y sin poses, que nos enseño a disfrutar ser un radioescucha, ser una oreja.

Saludos a todos.

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