martes, 19 de julio de 2011

Para Jaime, para Julia, para Radio Alicia.



Por Héctor Pineda

Cuando Radio Alicia se paseaba por la ondas hertizianas expelidas desde el Núcleo Radio Mil en Insurgentes sur hacía una pequeña antena ubicada en Ciudad Azteca, en el Estado de México que bajaba en forma de sonido en un viejo estéreo Stromberg Carlson , yo era un púber metidismo en el rock n´roll underground, bauhaus, pixies, joy división, siouxsie and the banshees, the cure, eran tema de mis más acalorados debates con mis cuates, mi mente adolescente sólo pensaba en colores blanco y negro, en lo oscuro y gótico.

Atrás habían quedado las clases de rock n´roll del famoso programa Estudio 54 de Jaime Almeida y los gustos musicales de mi mamá y de mi tío Manuel al que desafortunadamente perdí por esos años. Como rockero de vanguardia no me identificaba con el rock n´roll sesentero, obvio odiaba todo lo que sonará a los teen tops o a Angélica María.

Pese a ello, en mi gusto musical estaba insertada, sin yo saberlo, esa pequeña toxina que habían dejado los Platters, Simon y Garfunkel, Chuck Berry y obvio el Rey y que sólo necesitaba encontrar el conducto adecuado, la punta de la jeringa disfrazada de programa de radio, que conducían dos seres cálidos, cuyas voces y anécdotas te atrapaban como mosca en telaraña, para poco a poco devorar tus prejuicios y abrir tu mente.

Junto a Julia y Jaime descubrí que el Elvis fue el rey, no por su pavoneo y por la euforia que desataba en las chicas, sino por su extraordinaria voz, que si Clapton era Dios, Hendrix no era de este mundo, que Scarabough Fair era un poema, que Dylan era el Kerouak del rock, que Aretha era LA voz, que el blues era el más puro sentimiento, que el azul era la nota del mejor jazz, y que el soul es el alma de la música.

Pero más allá del aprendizaje musical, Radio Alicia era un espacio de descubrimiento y de esparcimiento, no sólo descubrimiento musical, sino humano, y de esparcimiento porque dos seres hermosos, compartían contigo un buen momento, el programa era tan cálido que se te iba de volada y te hacía siempre esbozar una sonrisa.

Hay una frase que dice: “recordar es volver a vivir”, sin embargo la memoria es, algunas veces, un cúmulo de pequeñas viñetas, de pequeños flashes, a los que intentas darle orden y coherencia para intentar recordar. Eso me sucede frecuentemente cuando trató de hablar de algunos programas de radio con lo que crecí cuando era un chamaco puberto y mentiría si señalará que recuerdo uno en especial.

Por ello, celebro que en este espacio se agrupen esas pequeñas viñetas, esas anécdotas personales, esos audios guardados para siempre en la memoria y por ello quiero felicitar a Beto, a Lady y a la Banda Utópica por regalarnos nuevamente el poder recordar. A Julia y a Jaime mi eterno agradecimiento.

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